Ecuador protesta por presunta incursión de la Fuerza Aérea colombiana

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31 de enero de 2006

31 de enero de 2006

El Gobierno de Ecuador, por intermedio de su embajador en Bogotá Ramiro Silva, ha enviado una nota de protesta al gobierno de Colombia por una supuesta incursión de dos aviones y tres helicópteros de la Fuerza Aérea Colombiana en La Bocanada del Río Bermejo, localizada en la provincia norteña de Sucumbíos. Los hechos ocurrieron el sábado (28), cuando al parecer los militares colombianos perseguían a miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

"La situación empeoró 30 minutos después, cuando los helicópteros, un avión fantasma y un avión artillado persiguieron a los insurgentes en territorio ecuatoriano", señalaron los habitantes de la zona a un diario local. Otro de los pobladores dijo que "el Ejército colombiano violó la frontera, bombardeo, ametralló indiscriminadamente". Los combates ocasionaron un desplazamiento forzado temporal de los residentes de La Bocanada, que el lunes regresaron a sus casas después de que el Ejército de su país hiciera presencia en la zona.

El lunes, oficiales militares de ambos países se reunieron en el puente del Río San Miguel, en la frontera de Sucumbíos con el departamento colombiano del Putumayo, con el fin de analizar y discutir la situación. Los ecuatorianos presentaron videos, que fueron transmitidos por la televisión, y casquillos de proyectiles que cayeron en territorio de su país. Los colombianos, por su parte, guardaron silencio, pero Gerardo Mesa, comandante de la VI División del Ejército colombiano, firmó un acta en la que se compromete a investigar el incidente. Los militares conformaron la llamada Comisión Binacional de Frontera (Combifron), con el fin de analizar los hechos.

Por su parte, Osvaldo Jarrín, ministro de Defensa ecuatoriano, instó a su colega colombiano Camilo Ospina a aplicar de manera cabal las llamadas Cartillas de Procedimientos de Seguridad, producto de acuerdos entre los militares de los dos países y revisadas anteriormente.

"Dios no quiera que haya un ecuatoriano muerto, porque entonces las relaciones con Colombia podrían verse afectadas de forma grave", dijo Jarrín, que añadió que "el momento en que hay fuego de ametralladoras hay la posibilidad de que, involuntariamente y en cualquier momento, haya la pérdida de una vida humana, que sería lo más lamentable y eso agravaría enormemente la situación (...) [La frontera] es una zona de precaución, sensible, y tiene que estar considerada como un área restringida o con limitaciones para el desarrollo de las operaciones militares".

El ministro insiste en que Ecuador "no puede tolerar este tipo de situaciones".


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