Entrevista a Leonardo DiCaprio: "¡Que gane Obama! Sólo él puede dar a la gente lo que espera."

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Leonardo DiCaprio en 2007.

París, Francia
4 de noviembre de 2008

4 de noviembre de 2008
París, Francia
Un espía de la CIA atrapado por absurdas órdenes desde Estados Unidos, los inestables pactos con los servicios secretos jordanos y la violencia de un líder terrorista iraquí. Ese es el mundo en el que vive Roger Ferris, papel de Leonardo DiCaprio, el protagonista de su última película, Red de mentiras. El actor, que presentó en París la cinta, habla en esta entrevista sobre la película, la situación actual en Oriente Medio y las próximas elecciones estadounidenses.

¿Ha cambiado esta película su opinión sobre el terrorismo?

Me hizo estar todavía más confuso. Darme aún más cuenta de que la solución es muy complicada. Creía entender más sobre asuntos internacionales pero me he dado cuenta de que no, de que no soy ningún experto, aunque sí tengo más clara una cosa: no estoy a favor de ninguna guerra. Estoy más cerca de los hippies de Los Ángeles que de los militares.

Su personaje está atrapado por las decisiones ajenas y las mentiras de todos los implicados. ¿Fue difícil interpretar a alguien tan confundido?

Lo más difícil era mostrar a alguien que tiene que respetar decisiones con las que no está de acuerdo. Debe sacrificarse por lo que otros deciden, aunque vaya en contra de sus principios y, pese a todo, trabaja con honestidad. Eso fue lo más complicado. Además tuve que saltar, correr ;y recibir un montón de golpes en el rodaje, lo que también fue muy duro.

Como estadounidense, ¿siente la amenaza del terrorismo?

Todo cambió con el 11 de septiembre. Desde entonces, más que una amenaza, se vive con todos los cambios que conllevó dicho ataque. Las medidas preventivas, los controles de seguridad... nada ha vuelto a ser igual.

¿Qué le supuso participar en Red de mentiras?

Dirigía alguien como Ridley Scott. Estuve rodeado de actores maravillosos. Disfruté cada escena del rodaje... la verdad, creo que no se puede pedir nada más.

¿Qué le resultaba más atractivo del proyecto? ¿El guion, el director...?

La combinación de todo era muy interesante. Me gustaba poder contar la historia de un agente de la CIA atrapado en medio de un montón de intereses en Oriente Medio. La película no sólo contaba su vida, sino también la de la gente que le rodea y a la que también afecta la situación. El autor del libro en el que se basa la película, David Ignatius, sabía muy bien de lo que estaba hablando. Escuchó a personas que han vivido lo que narra la cinta, y creo que da una versión muy convincente.

¿Cómo define a su personaje?

Es alguien muy eficiente y responsable que, al mismo tiempo, tiene una moral y una ética muy por encima de ese tipo de guerras. Quiere ayudar a su país, al mundo, pero le cuesta formar parte de ese tipo de tramas internacionales. Creo que es un gran personaje. No es un espía de plástico, tradicional. Actúa, pero también sufre.

¿Se le ocurre alguna solución para la situación de Oriente Medio?

Si tuviera la más mínima idea de cómo solucionar el problema iría corriendo a decírsela a los políticos... aunque no sé si me harían caso. Es otra de las virtudes de la película, mostrar lo difícil que es encontrar una solución. Las ideas manejadas hasta ahora por los políticos han fracasado. Los Estados Unidos se han metido en el asunto, y lo único que han hecho es empeorar la situación. Todos estamos confusos.

La cinta tiene escenas muy fuertes, que remiten a las torturas en los interrogatorios o los vídeos difundidos en Internet con rehenes degollados.

Nuestro primer objetivo era ser muy realistas. Queríamos mostrar el sufrimiento de todas las partes. El mal que mueve muchas veces a todos los bandos y lo mal que se pasa estés en el lado que estés. Después de ver la película, alguien me preguntaba cómo me había metido este jaleo. Hacer una película tan dura supuso mucha presión para todo el equipo. Pero creo que esa dureza funciona, que da mucha credibilidad a la cinta.

¿Qué espera de estas elecciones?

¡Que gane Obama! Sólo él puede dar a la gente lo que espera. Representa todo lo que América necesita, la idea correcta. Su mezcla de africanos y estadounidenses le vendrá bien al planeta. Traerá un nuevo mensaje de Estados Unidos para el mundo: un mensaje de esperanza, de un mundo mejor. Cruzo los dedos para que Estados Unidos tome la decisión correcta. Porque acertemos esta vez.

¿Ha votado usted ya?

Sí, por supuesto. Y no sólo yo: es la primera vez que miles de personas han votado por anticipado, que se han registrado por primera vez para darle su voto a alguien. Los jóvenes, las minorías, se han involucrado como nunca. Puede pasar algo muy bueno.

¿Cómo seguirá la noche electoral?

Aunque estoy en París, tengo que marcharme a Roma a presentar la película. Me levantaré a las tres de la mañana para seguir los resultados y, desde ahí, espero poder celebrarlo. Sólo tengo un miedo: en las elecciones de 2000, las que perdió Al Gore, también estaba en Roma. Fue un desastre que espero no se repita.

¿Qué ha sido lo peor de estos ocho años de Administración Bush?

Todo. Podemos empezar hablando de su pésima gestión medioambiental: es sorprendente ver cómo alguien puede hacerlo tan mal. Pero prefiero no repasar su política, porque no hay nada bueno en ella. Estados Unidos, y todo el Mundo, han salido perdiendo con su presidencia. Hasta McCain podría hacerlo mejor.

¿Cómo se sentiría si gana McCain?

Igual de mal que las dos últimas veces. Pasaría lo mismo que entonces: uno se prepara para lo mejor... ¡pero termina ocurriendo lo peor que podíamos esperar!. Pero parece que esta vez la historia cambiará...¡cruzo otra vez los dedos!

¿Por qué estrellas como Brad Pitt, George Clooney o usted, se comprometen ahora tanto políticamente?

Prefiero no hablar de otras personas ni pretender erigirme en el portavoz de una determinada comunidad. Algunos actores expresan públicamente sus ideas políticas y otros no: respeto a ambos. En mi caso, llevo más de doce años hablando de asuntos como el Medio Ambiente y, desde entonces, la situación no ha mejorado, así que cada vez intento hacerlo con más fuerza. A través de películas, documentales o apariciones en televisión intento mostrar que hace falta un cambio radical en este mundo. Estados Unidos podría haber liberado ese cambio, pero no lo hemos hecho. Hemos tirado ocho años a la basura.

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