La probabilidad de la casación de Lula crece en Brasil

Brasil
28 de junio de 2005

28 de junio de 2005
Brasil — El gobierno del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva experimenta una grave crisis política. Él y su partido, el Partido de los Trabajadores (PT) son el blanco de graves denuncias de corrupción.

Esta es la más grave crisis política desde que los brasileños votaron para Presidente en 1989, cuando eligieron al hoy ex presidente Fernando Collor de Mello.

El Partido de los Trabajadores (PT), actualmente en el poder, no ha podido tener éxito en su defensa contra las denuncias de corrupción. El diputado Roberto Jefferson dijo que el partido del gobierno compró el apoyo de algunos diputados brasileños, a través del pago de R$ 30 mil mensuales para cada uno. Aunque Jefferson haya dicho que no posee pruebas, suministró una bien detallada descripción de cómo funcionaba el supuesto esquema de corrupción.

Los testimonios de otros testigos y las investigaciones de la policía dieron sustento a algunas de las declaraciones de Jefferson. La investigación independiente que sería realizada por periódicos y revistas y la publicación de documentos y otras evidencias, expone al Partido de los Trabajadores cada vez más.

El apoyo popular para el Presidente está deteriorándose. Excepto el PT y el Partido Comunista de Brasil (PCdoB), que son parte del gobierno, no hay ningún otro partido político en Brasil que niegue las acusaciones. Los periódicos y revistas publican historias relacionadas con el escándalo todos los días. El propio PT está dividido: algunos de sus integrantes creen que las acusaciones son verdaderas y creen que en algo se equivocaron, otros prefieren negar las evidencias y dicen que el partido es inocente.

Una parte del trabajo de los parlamentarios brasileños está relacionado a las investigaciones de los escándalos. Además del escándalo de las mensualidades denunciado por Jefferson, existen el escándalo del Bingo, el escándalo de los Correos y el escándalo del Instituto Brasileño de Reaseguros (IRB).

Una importante cuestión es si el Presidente Lula sabía sobre los alegatos de escándalos en su gobierno o no. Si él sabía y no hizo nada, estaría confabulado o si entonces tomó parte, lo que es peor. Si no sabía, entonces alguien podría decir que fue muy incompetente porque no pudo entrever algo tan grande en las propias narices.

Actualmente, la autoridad y la eficiencia del Presidente de la República están bajo fuertes cuestionamientos. Algunas personas dicen que fue el ex Ministro José Dirceu el verdadero responsable de la mayor parte de las decisiones del gobierno Lula. Los políticos piden que el Presidente asuma el control de su gobierno, y que haga una amplia reforma y se aleje de las personas involucradas en los escándalos.

Además de las denuncias de corrupción, el gobierno del Presidente Lula está siendo criticado por su débil agenda social. El programa llamado "Hambre Cero" ha mostrado hasta el momento pocos resultados y muchas personas lo acusan de ser sólo una estrategia de propaganda.

La gestión económica ha sido elogiada por algunos analistas. Sin embargo, algunos críticos, incluso de dentro del gobierno como el Vicepresidente José Alencar, la criticaron, debido a las altas tasas de interés. No hay una inflación elevada, pero el número de desempleados es alto y los salarios son bajos.

Los próximos días o el próximo mes pueden ser decisivos para el futuro de Lula. El mandatario brasileño debe mostrar que no está involucrado en los escándalos de corrupción, reformar el gobierno y probar que es competente. Los factores positivos son: la economía no está seriamente afectada por la crisis política hasta ahora, la población está perpleja pero tranquila y los políticos no involucran al Presidente en las denuncias, a pesar de su exigencia de rigor en las investigaciones de corrupción.

Sin embargo, nadie sabe hasta cuándo esta situación irá a perdurar o si permanecerá hasta el final del mandato del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva en 2006.