Estefanía Heit y Jesús Olivera son declarados culpables por el secuestro de Sonia Molina

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27 de mayo de 2014

27 de mayo de 2014

La periodista Estefanía Heit fue condenada bajo la carátula de reducción a la servidumbre en concurso real con lesiones graves y estafas reiteradas a 13 años de prisión y también el pastor Jesús María Olivera por lo mismo, con un agregado de autor penalmente responsable de delito de abuso sexual con acceso carnal agravado con una pena de 18 años. Dicha sentencia fue dictaminada por el tribunal oral criminal 1 de Bahía Blanca, compuesto por María Elena Baquedano, Mario Lindor Burgos y Hugo da Rosa.

Palacio de Justicia de la Nación

El fiscal de la causa, Eduardo Zaratiegui, había pedido en los alegatos una pena de 22 años para Olivera y 16 años para Heit. La defensa de los acusados pidió la absolución de ambos, considerando que no se acreditó en el juicio la comisión de los delitos imputados a Olivera y Heit, los cuales se negaron a declarar frente al jurado. Sonia Molina, después de conocer la sentencia, declaró:

Se hizo justicia, yo siempre dije la verdad. Esperaba más años pero está bien. Lo importante es que estas personas no estén sueltas porque salen y hacen lo mismo. Mi vida sigue en la lucha, tengo una hija que criar.

El caso

Molina había denunciado que estuvo como prisionera en la casa de la periodista Estefanía Heit en Coronel Suárez, provincia de Buenos Aires, por un período de 3 meses durante el año 2012, alimentada con una mezcla de polenta y comida para perros. Se le daba menos de un vaso de agua por día y estas condiciones llevaron a una pérdida de 20 kilos en el peso de la damnificada. En dicho lugar, además de torturas psicológicas, Molina afirmó que fue víctima de reiteradas violaciones con acceso carnal además de por vía oral y anal por parte de Olivera, lo cual fue confirmado por las pericias correspondientes al caso.

El escape

El lunes 12 de noviembre del 2012 por la madrugada, Molina, con la poca fuerza que tenía por su estado de desnutrición, forzó la persiana del que había sido su lugar de cautiverio por tres meses, ubicado sobre la calle de Grand Bourd al 1800, para poder escapar y ser auxiliada por un vecino para alejarse del lugar. La víctima declaró:

Fue el día que Dios eligió. Me dije a mí misma: es ahora o nunca. Pensé en mi hija y en mi mamá y tomé la decisión. No sé de dónde saqué la fuerza. Pero sabía que si no escapaba en ese momento, iba a morir en esa casa.
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Fuentes

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