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La jueza argentina Carmen Argibay fallece a los 74 años

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11 de mayo de 2014

11 de mayo de 2014

Carmen María Argibay, jueza de la Corte Suprema de la Nación Argentina, falleció ayer de un paro cardíaco en el sanatorio donde se encontraba hospitalizada. Estaba internada en el Instituto de Diagnóstico y Tratamiento para ser sometida a diálisis debido a una afección renal.

Carmen María Argibay

Había nacido el 15 de junio de 1939, se recibió de abogada en la Universidad de Buenos Aires y entre los hechos más destacados de su vida se destaca el haber sido detenida durante la última dictadura militar argentina durante nueve meses en la cárcel de Villa Devoto sin ninguna causa en su contra, y el ser la primer mujer elegida para integrar la Corte en democracia, el 8 de julio de 2004 el Senado aprobó su pliego con 42 votos a favor y 17 en contra.

Antes de su designación como ministra de la Suprema Corte se desempeñó en La Haya como juez ad litem en el Tribunal Internacional que juzga los crímenes de guerra en la antigua Yugoslavia, puesto que dejó para ocupar el cargo en el máximo tribunal de justicia argentino propuesto por el entonces presidente Néstor Kirchner.

Su cargo lo desempeñó con absoluta independencia del gobierno de turno como ella misma lo afirmaba:

Siempre lo digo: la tarea de un juez de la Corte es antipática por naturaleza porque, para ser un buen juez, nuestro primer deber es ser desagradecidos con quien nos nombró. Estrecharle la mano con educación, agradecerle el cargo y no volverlo a ver.

Se autodefinía atea y se mostraba a favor de despenalizar el aborto siendo criticada por la Iglesia Católica por este hecho.

La jueza era una fumadora frecuente y había sido internada en varias ocasiones por su delicado estado de salud.

Repercusiones

Entre las declaraciones de diferentes personalidades se destacan:

Carmen Argibay impartía justicia con la ley y con su ejemplo de rectitud y decencia. La República lamenta su muerte.

— Ricardo Alfonsín

Ha muerto una gran jueza, a quien conozco desde hace más de treinta años y que fue una amiga personal a quien no pude ver en los últimos diez años por el principio republicano de división de poderes.

— Elisa Carrió

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