El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed Ali, recibe el Nobel de la Paz

11 de octubre de 2019

Abiy Ahmed Ali, primer ministro de Etiopía, fue galardonado con el premio Nobel de la Paz «por sus esfuerzos para lograr la paz y la cooperación internacional, particularmente por su iniciativa decisiva destinada a resolver el conflicto fronterizo con Eritrea», según informó el Comité Noruego del Nobel. El mismo organismo consideró que sus esfuerzos «merecen reconocimiento y necesitan aliento».

En 2018, Ahmed (Beshasha, 1976) alcanzó un acuerdo con Isaias Afwerki, presidente de Eritrea, con lo que se puso fin a un conflicto de dos décadas. Otrora un único país, la Federación de Etiopía, en 1993, Eritrea se independizó y cinco años después comenzó una guerra entre ambas naciones que dejó unos 100 000 muertos. La disputa fronteriza, sin embargo, no logró resolverse y contribuyó a una constante tensión a lo largo de los años.

El líder etíope, de 43 años, se convirtió en el jefe de Estado más joven de África en 2018. Había iniciado su carrera en misiones internacionales de paz y ocupó el cargo de ministro de Ciencia y Tecnología. Llegó al poder luego de la dimisión de Hailemariam Desalegne en medio de protestas generalizadas y una profunda crisis política. Reconocido por la integración de mujeres en su gabinete, detuvo los disturbios, liberó presos políticos, permitió el regreso de personajes exiliados de la oposición, terminó el estado de emergencia, implementó una serie de reformas económicas y políticas y firmó el acuerdo de paz con Afwerki.

El tratado comprometió a Etiopía a respetar las fronteras pactadas y devolver el territorio disputado. El 8 de julio de 2018 se establecieron las relaciones diplomáticas entre ambos países. De acuerdo con El Mundo, sus «detractores le acusan de no haber cumplido sus promesas y señalan que las tensiones políticas siguen ahí». En este sentido, enfrentó un golpe de Estado en junio pasado. Sin embargo, «nadie duda en reconocerle su labor en la firma del acuerdo de paz». Se ha destacado también su papel en la mediación del de la guerra civil persistente en la vecina Sudán del Sur.

La oficina del primer ministro consideró el galardón un «orgullo» y un «eterno reconocimiento» a los ideales de «unidad, cooperación y coexistencia mutua». El año pasado los activistas Denis Mukwege y Nadia Murad recibieron el Nobel de la Paz por «sus esfuerzos para erradicar la violencia sexual como arma en guerras y conflictos armados».