Estados Unidos podría usar parte del rescate financiero para las automotrices

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13 de diciembre de 2008

13 de diciembre de 2008

El presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, dijo que podría ayudar a la industria automotriz con el dinero del rescate financiero de US$ 700 mil millones. El anuncio se hizo luego de que el proyecto de auxilio al sector fracasó en el Senado. El Departamento del Tesoro también podría brindar asistencia a los fabricantes de vehículos.

La portavoz de Bush, Dana Perino, declaró antes de la apertura de los mercados en Nueva York: "Bajo condiciones económicas normales, preferiríamos que los mercados determinen el destino final de las empresas privadas".

Sin embargo, agregó que, debido a la frágil situación de la economía estadounidense, tomarán las medidas necesarias para evitar que General Motors (GM), Ford y Chrysler se declaren en bancarrota. Las tres empresas están en una situación crítica por la crisis mundial.

Asimismo, una vocera del Tesoro, Brookly McLaughlin, declaró que aquel departamento es capaz de brindar ayuda a corto plazo a las automotrices. "Debido a que el Congreso no actuó, estamos preparados para evitar un desastre hasta que el Congreso se rectifique y apunte a una viabilidad a largo plazo para la industria", manifestó.

En un principio, el gobierno no estaba de acuerdo con destinar el dinero del rescate financiero –también conocido como Troubled Assets Relief Program (TARP)– para empresas fuera del sector bancario. Por esta razón, esperaban que el Congreso ratificara el plan de salvataje automotor, pero esto no ocurrió debido a la resistencia de la bancada republicana en la Cámara. Bush insistía en que el TARP no reunía las condiciones necesarias para poder aplicarse a la industria automovilística.

Según varios analistas, la quiebra de las tres mayores fabricantes de automóviles norteamericanos provocaría una reacción en cadena y agravaría la recesión. "Nadie compra un coche de una empresa en bancarrota, porque no le pueden asegurar que le darán servicio durante los próximos tres o cinco años", señaló un experto a la cadena televisiva CNBC.

Por su parte, el presidente electo, Barack Obama, dijo que estaba decepcionado por el rechazo del proyecto en el Senado y añadió que "millones de trabajos se apoyan directa o indirectamente" en la industria de vehículos.

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